Cuando ella lo lanzó al abismo, pues como que se hizo mierda, porque si tiras a alguien al abismo, lo normal es que se haga papilla. Y no es que ella fuera mala, simplemente le había dado un pronto y lo había lanzado al abismo, aunque acto seguido, todo hay que decirlo, ya estaba arrepentida. Pero ya era tarde, con el novio ahí abajo, espachurrado, hecho un guiñapo, sangrando por todos los agujeros de su cuerpo y alguno más que se había hecho con tan tremenda caída. Lo que no se esperaba la defenestradora era que su novio, así como estaba, todo descuajeringado y con media cara nada más, porque la otra media era una masa amorfa y sanguinolenta, producto de su percusión con el suelo del abismo, se iba a levantar con esa sonrisilla que a ella tanto le sacaba de quicio y le iba a decir, pues no me ha dolido nada, guapa, para que te enteres, y a continuación se había tocado los huevos o, mejor dicho, el huevo que le quedaba, porque el otro había explotado por la brutalidad del impacto, no con la intención de dedicarle un gesto obsceno a su novia, sino simplemente para colocárselo, pero a ella, aquello le había vuelto a poner frenética, porque vale que no había querido lanzarlo al abismo, que había sido un arranque, pero que él le sonriera y se tocara el huevo que le quedaba, le cabreó mucho y se lanzó al abismo de cabeza y en picado para rematarlo. Su novio, viendo lo que se le venía encima, hizo todo lo posible para recogerla en sus brazos y que no se hiciera daño, pero no atinó porque andaba algo aturdido con el batacazo y ella se dio una hostia que no te quiero ni contar, y él se acercó a rastras hasta ella que sangraba por todos los agujeros de su cuerpo y alguno más que se había hecho con semejante trompazo y él le hizo el boca a boca, aunque a ella de boca le quedaba más bien poca, un par de dientes y medio labio colgando, pero aquel gesto de amor de su novio la enterneció y se reconciliaron y se juraron amor eterno, aunque duró muy poco, porque al instante siguiente ya estaban muertos.
Muy bueno Ricardo.
Gracias, Alicia, y perdona el retraso en contestar a tu/vuestros comentarios, pero es que he estado desconectado. Esas cosillas que tiene la vida. Un abrazo.
nada ,hay amores que matan ,confirmado ;=)
Ja, ja, ja. Ese podría haber sido otro título para el relato, «Amores que matan». Un abrazo.
Eres un irreverente, muy irreverente. Además da la sensación de que encima te complaces en ello. Jeje. ¡Qué bueno!
Eso de la irreverencia se aprende de pequeño leyendo a Cervantes, Quevedo y demás clásicos. Creo que es una buena actitud en la literatura, el arte en general y la vida en particular. Un abrazote.
Cómo me he podido reir tanto con este drama? Gràcias Ricardo. Abrazos
Gracias a ti, África, qué alegría sentirte por estos lares después de tanto tiempo. Alegría me da haber provocado tu risa. Un besote.