Celebración de la primavera

1
Sonríen tus piernas con sonrisa clara,
sonríe tu pelo con sonrisa alada,
sonríes toda tú con sonrisa de mala.


2
Cabellera negra, espesa,
para lavarla con parsimonia,
para peinarla hasta volverla seda
y ocultarme en ella una vida entera.


3
Pies pequeños,
redondos,
de dedos cariñosos,
llenos de vida,
que se alegran
o se entristecen
según el día,
que ríen
si les hago cosquillas,
que se enfadan
si los piso,
que ronronean
si los acaricio,
pies de niña pequeña,
con chispa,
que morirían en la cárcel
de un zapato de tacón alto
y punta fina.


4
Mis ojos desnudan lo que permanece oculto por tu ropa interior,
escucho tu respiración entrecortada de jadeos,
enredado en tu pelo huelo tu cuello de hembra en celo,
me esmero en la caricia como el restaurador en su lienzo
y bebo un agua hecha de todas las flores en tu cuenco.


5
Como un eremita en el desierto,
así me siento ante tu cuerpo
tendido a la luz plana
de una tarde rosácea y malva,
absorto en el movimiento
de duna de tus caderas,
en tu suave oscilación de palmera,
en tu respiración de arena.
Te recorro parsimonioso
como el tuareg sobre su camello,
ruedo por tu espalda
como un diminuto grano de arena
y creo que es un espejismo
lo que veo allí abajo.
Soy el sediento
que se sacia en tu oasis
cuando te tumbas sobre tu espalda
y abres las piernas
y en tu frente sale la luna llena
y me miras como miran
las estrellas a este planeta.


6
La serpiente agazapada espera
mientras tu fruta prohibida
se deshace en mi boca.


7
Quisiera tenerte tendida junto a mí,
desnuda para mis besos,
en esta tarde de junio
de golondrinas al viento.
Te besaría los labios,
te comería la boca,
jugaría con tu lengua
hasta volverla loca.


8
Entro en el bosque de tu pelo
y allí me quedo,
enredado en su olor a resina
y a manantial fresco,
mis manos tornean tus hombros
como el alfarero sus cuencos
mientras mi lengua recorre tu nuca
como un caracol lento,
mis ojos dibujan tu espalda,
cada centímetro del deseo,
resbalo por ella hacia ese culo
respingón y prieto
y en ese pozo me hundo sediento.


9
Noche de aquelarre,
bosque encantado,
fuegos danzando,
nuestros cuerpos desnudos
que surgen desde las raíces
y vuelan hacia lo alto.


10
Ciudad de mis apetencias más íntimas,
me adentro en ti como en zona prohibida,
paseo moroso por las avenidas de tus piernas,
me reconcilio con mis miedos en tus caderas,
me pierdo en el tráfico de tu espalda
por donde transitan todas mis fantasías.
El neón de tus hombros me encandila,
entro en callejones sin salida,
de donde me sacas con tu risa.
Hay hombres y mujeres en tus esquinas,
niños que juegan con globos
y mimos que me enseñan
el abecedario de los locos,
Hay un tren que te viaja por dentro
y que transporta todos tus vértigos.
Se encienden las farolas cuando me miras
y en tu cuerpo me quedo
como en un parque de atracciones
lo haría un niño pequeño.

celebración de la primavera

4 Comentarios

  1. ¿Cómo dice el refrán? La primavera la sangre altera. Me encantaron tus versos de enamorado romántico. Un abrazo.

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