Mire, doctor, la cosa empezó hace un año aproximadamente, yo andaba muy liado en el trabajo, cuando llegaba a casa mis hijos ya estaban en la cama y mi mujer, qué quiere que le diga, yo a esas horas ya no estaba para nada, últimamente no me dice ni mu. Luego empezó lo de la calle, me cruzaba con los vecinos y ni me saludaban, y el colmo ha sido esta mañana cuando me iba a afeitar, lo he tenido que hacer a tientas porque no me veía en el espejo, como se lo digo, mi imagen no se reflejaba en el espejo. En el trabajo nadie me ha dirigido la palabra en todo el día. Qué piensa, doctor, qué me está ocurriendo, ¿doctor?, ¡oiga, doctor!, estoy aquí, no me ve, doctor, aquí, eh, no se vaya, doctor…
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Muy inquietante, me gusta. Un abrazo Ricardo.
Gracias, Marisol. Yo, hay días, que padezco de esas invisibilidad, pero es hasta reconfortante. Un abrazo.