Caer cada noche en la cama
como el que cae muerto,
desnudo, rendido, sin nada.
Tirar la casa por la ventana
y tirarme yo detrás de ella.
Olvidarme del toma y daca
y quedarme solo con el daca.
Regalarme yo mismo,
darlo todo a cada instante
sin reservarme nada.
Vaciarme de pensamientos,
desprenderme de sueños
y liquidar nostalgias.
Entregarme a la vida
confiado y sin miedo,
disolverme al sol
como una gota de agua
y habitar esa calma.
Muy bonito, un abrazo.
Gracias, Marisol, por tus comentarios, por tu seguimiento. Un abrazo.