Sugerencias
Una buena forma de practicar la escritura creativa, partiendo, como decíamos en la anterior entrada, de nuestra propia experiencia, es escribir un diario, a ser posible un diario peligroso.
Hazlo sin ninguna pretensión literaria, como puro ejercicio de libertad expresiva, como un juego creativo, divirtiéndote con ello. No lo olvides, a escribir se aprende escribiendo.
En un diario cabe todo, cualquier contendido, cualquier formato. Te puedes poner poético y escribir un poema de amor a las zapatillas que usas en casa, narrar toda una historia descabellada después de tu compra en el Mercadona, puedes recoger un diálogo que hayas escuchado en el ascensor o en metro y continuarlo y llevarlo hacia donde quieras, puedes partir de una noticia y reescribirla como quieras porque ahora tú eres el corresponsal de guerra, puede hacer un apunte autobiográfico que te sorprenda, puedes dibujar, recortar y pegar una imagen y escribir a partir de ella, puedes escribir a la deriva.
Es tu diario y puedes hacer lo que quieras, no va a haber ningún profesor que te juzgue, te califique, te apruebe o te suspensa.
En tu diario puedes, incluso, dejar de ser quien crees que eres y convertirte en una niña de siete años que piensa que los adultos están locos o en un viejo de cien que se parte la polla con todo. Puedes ser un preso recluido en una cárcel de máxima seguridad, una ejecutiva agresiva e implacable o una monja de clausura que tiene un lance amoroso con el jardinero del convento.
Puedes ser, incluso, una piedra, una araña, un algarrobo o un gato arisco y cabrón y contar cómo ves el mundo, la vida y el día a día desde ahí.
En cualquier caso, con lo que has de tener mucho cuidado es con el típico diario cifrado, ese que se usa como válvula de seguridad y no como olla a presión.
El truco: escribir un diario peligroso. Se trata de descubrir lo que no sabes, no de registrar mecánicamente lo que ya sabes. Huye del lenguaje abstracto y autorreflexivo y psicoanalizante. Sé preciso, concreto, visual. Parte hacia lo desconocido, aventúrate, corre riesgos, sé indómito y osado en tus pensamientos y en la manera en que los expresas.
Usa tu diario para descubrir el lenguaje en bruto, los personajes y las voces que te habitan, los temas que vuelven una y otra vez a ti como pegajosas moscas.
Escribe una página al día, no te va a llevar más de diez o quince minutos y al final del año tendrás un libro o varios.
No cuentes la versión oficial de ese día, concéntrate en imágenes y hechos que se te hayan grabado, verás cómo lo que te parece trivial, deja de serlo, y lo que parece muy importante puede alcanzar una dimensión cómica que te aliviará de tan pesada carga.
Disparadores de escritura
- No le des más vueltas y empieza hoy a escribir tu diario peligroso.
- Y por si no se te ocurren cosas, ahí van algunos hilos de los que puedes tirar en cualquier momento:
- Escribe de la luz que entra por tu ventana.
- Escribe lo que haces nada más levantarte o antes de acostarte.
- Elige un color y escribe de las cosas que tienen ese color.
- Escribe a partir de los verbos «dejar/abandonar».
- Escribe de tu primer recuerdo.
- Escribe sobre una persona a la que hayas amado.
- Escribe de las calles de tu ciudad.
- Escribe a partir de verbos de acción como nadar, bailar, correr, montar a caballo…
- Escribe de las estrellas.
- Escribe de un lugar rico en vegetación en el que hayas estado o de un espacio desolado y desierto.
- Escribe de una vez que te hayas cagado de miedo.
- Escribe tu primera experiencia sexual o la última o la que te dé la gana.
- Escribe de un libro que cambió tu vida o una peli o una canción.
- Escribe de uno de tus profesores.
- Escribe de una vez que te hayas sentido cerca de Dios o de la Naturaleza.
- Escribe de lago que detestes.
- Escribe cómo te gustaría morir, de la muerte de un ser cercano o de cómo te gustaría que fuera tu entierro y qué pondrías en tu lápida.
Oficio de escribir
«Abandona la idea de que terminarás algún día. Pierde la cuenta de las 400 páginas y escribe una página diaria, eso ayuda. Después, cuando hayas terminado, siempre te sorprenderás». John Steinbeck
«Escribe libremente y tan rápido como sea posible, echando todo al papel. No corrijas o reescribas hasta que hayas escrito todo el libro. Las correcciones hechas durante el principio de la creación son, por lo general, excusas para no seguir adelante. Además influyen en el flujo y el ritmo, que solo pueden ser fruto de una especie de asociación inconsciente con el tema». John Steinbeck
«La escritura es lo desconocido. Antes de escribir no sabemos nada de lo que vamos a escribir». Marguerite Duras