Sugerencias
La metáfora no es sólo una figura retórica o un recurso poético. La metáfora es un estado mental que no hace separación entre escritura, mente y vida: la hormiga es un elefante, incluso más poderosa, piensa si no en la marabunta; la flor vuela en la mariposa y ambas comparten la fragancia de su bello silencio.
En la antigüedad, un emperador chino retó a los pintores de la corte que hicieran un cuadro a partir del verso: «Los caballos volvía de la guerra con el olor de la primavera en sus cascos». Ganó uno que pintó a los caballos galopando por la pradera, seguidos por una bandada de mariposas.
La palabra «metáfora» procede del griego: «llevar, transportar, trasladar más allá». Cultiva una mirada abierta y amplia; al escribir, no te pongas condiciones ni límites. De esa manera, pensarás, imaginarás y escribirás con amplitud de miras; conseguirás hacer desaparecer las separaciones; encontrarás los enlaces luminosos entre contrarios de los que habla Valle Inclán y surgirán en ti sin esfuerzo las metáforas.
La metáfora nace en esa región de nuestro cerebro que no atiende a la lógica y la racionalidad. Hay que romper con nuestro modo preconcebido de ver las cosas y perseguir la unidad que hay tras cualquier oposición. En niño-anciano hay unidad, en bueno-malo, en hombre-mujer, en hormiga-elefante y en flor-mariposa.
Hay que ser valiente para dejar entrar el mundo de las metáforas en nuestra mente, pero no te obsesiones con ellas. Simplemente, olvídate por un rato de las leyes lógicas y déjate guiar por tu sabiduría intuitiva, ella te llevará hacia la unidad implícita de todos los opuestos.
Cuando te sientes a escribir, no razones: «este es un buen argumento» o «de esto es mejor no hablar». En la escritura no hay argumentos buenos o malos, ni lugares prohibidos. Insisto: a la hora de escribir, no te pongas condiciones ni límites.
Las metáforas no pueden ser forzadas, no hagas «literatura», pues tu escrito sonará a falso. Registra con sencillez los pensamientos tal como te llegan, la imaginación avanza por asociación y a saltos, deja que tu escritura fluya. Todo y todos estamos intercomunicados, interpenetrados.
Disparadores de escritura
- Haz una lista de contrarios, olvídate de las metáforas y juega a escribir un texto en el que los pongas en relación, a ver qué pasa.
- Escribe a partir de la frase de Shakespeare: «Lo bello es horrendo y lo horrendo es bello», a ver a dónde te lleva.
- Escribe de un día en tu vida cotidiana de forma delirante, suéltate el pelo y sacúdete la imaginación.
- Asocia un hecho, un sentimiento, una sensación a cada día de la semana y escribe a partir de ahí.
- Reúne palabras de un campo específico, por ejemplo: la cocina, la fotografía, la informática, la medicina…, y escribe de un asunto que no tenga nada que ver con ese campo semántico.
- Venga, atrévete y saca al criminal y al santo que llevas dentro.
- Juega a contradecirte, escribe un texto desmontando tus opiniones y creencias.
Oficio de escribir
«Cada uno de nosotros es alternativamente, de alguna manera, un criminal o un santo». G. Bernanos
«Allí donde los demás hombres solo hallan diferenciaciones, los poetas descubren enlaces luminosos de una armonía oculta». Valle Inclán
«¿Me contradigo? Muy bien, me contradigo. Soy enorme, contengo multitudes». W. Whitman
«Lo bello es horrendo y lo horrendo es bello». Shakespeare
«El problema no radica en ser héroe o cucaracha, eso sería demasiado fácil». Mario Benedetti
«No hay cosas tales como libros morales o inmorales. Los libros están o bien o mal escritos». Oscar Wilde
Hoy te comento la foto del duendecillo montado al rosal, ¡ME ENCANTA!
Mérito de MariaLuisa que es la autora de todas las fotos del duende. Gracias. Besos.