Por el universo a escala
de su mente cuadriculada
cabalga el caballero
de reluciente armadura
con su verdad enlatada
y su justicia descorazonada,
con su estampa hierática,
dando siempre la lata
con su ética estática.
Por el universo a escala
de su cabeza amueblada
de armas oxidadas
y rancias estancias,
cabalga el caballero
de armadura blanca
con su triste corazón
acorazado en su coraza,
con su experiencia patética,
con su crítica hepática,
blandiendo su espada,
batiéndose con sus sombras,
huyendo de sus fantasmas,
paladín de la palabra,
así hiera o mate,
a él nadie lo descabalga
de su universo a escala,
a escala de su desconfianza.
Me gusta tu versión del Quijote.
La verdad es que no me he inspirado en el personaje de El Quijote, sino más bien en ese justiciero que todos llevamos dentro, que se cree en posesión de la verdad, que no para de criticarlo todo y al que le gusta tener siempre la razón. Vamos, un personajillo más de esos que nos habitan y que aflora cuando perdemos la consciencia. Un abrazo, Marisol, y gracias por el seguimiento del blog.