Silencioso diálogo

Se miran, el viejo de barba blanca y el gatillo negro; por encima del plato de migas con jureles del que acaban de dar buena cuenta, se miran, con curiosidad felina el viejo, con ternura de abuelo el gato; se miran, con placidez ambos, una corriente invisible entre las arrugas del viejo y las orejas tiesas del gato; no hay palabras pero se escuchan y escuchan la vida amable cabalgando entre ellos en ese eterno abrazo del instante en que la madera crepita en la chimenea del cortijo bajo un aguacero de espanto.

silencioso diálogo

4 Comentarios

    1. Frente a tanta charla vana que dicen los budistas, seres que se entienden sin necesidad de ellas. Besos, Marisol.

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