Taller de Escritura Creativa y otras propuestas creativas

“Escribir es jugar, escribir es vivir, escribir es gozar”.

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(Talleres presenciales y online)

El secreto de la creatividad está en eliminar reglas a la hora de escribir, no en añadirlas.
La escritura tiene que ver con nuestra forma de mirar y escuchar, con lo que sentimos, pensamos, imaginamos, recordamos, padecemos y disfrutamos.
En el Taller emprendemos un viaje hacia dentro de uno mismo y hacia el hermoso y extraño mundo que nos rodea.
Escribir es atreverse a explorar la existencia y una manera de acceder al ser.
En el taller jugamos con los borradores con el objetivo de adquirir confianza en nuestra voz y en nuestra mente.
Vamos centrando los temas de los que queremos escribir y la manera de hacerlo.
El método es la práctica de la escritura por tiempo.
A escribir se aprende escribiendo.

(Taller permanente, 2 horas una vez a la semana).
(Taller intensivo, 10 horas en tres sesiones).

Paseo estético

El significado etimológico de estética está relacionado con los verbos percibir, sentir.
Paseamos por un entorno natural o urbano, atentos a esos encuentros que nos depara el azar.
Porque cuando el ojo se aventura no solo ve, sino que mira.
Y cuando nos aventuramos por completo en cualquier entorno podemos llegar a sentir que además de mirar, somos mirados.
Se trata de reanudar nuestra comunicación perdida con el anima mundi.
Se trata de escuchar las voces que subyacen en lo hondo de la naturaleza y de todas las cosas y que nos hablan de nuestras auténticas señas de identidad.
No hay nada, por muy insignificante que parezca, que no sea digno de ser mirado, escuchado, sentido.
Durante el paseo vamos escribiendo sobre esos encuentros, revelaciones y descubrimientos. Al final, leemos nuestros borradores y nos tomamos algo.

(Duración: 4 horas).

Maratón de escritura creativa

Sesión intensiva de cuatro horas de escritura creativa.
Se hace una propuesta de escritura y sin pararnos a pensar, nos ponemos a escribir hasta el final del tiempo marcado.
No importa la calidad, sino la cantidad.
A continuación cada uno lee lo que ha escrito, y nadie comenta nada. Eso hace que nos sintamos cada vez más libres de escribir lo que nos apetezca.
Se pasa a otra propuesta de escritura. Escribimos, leemos, escribimos, leemos, escribimos, leemos y entramos en una especie de borrachera creativa.
Nuestras defensas saltan por los aires y nos encontramos de pronto desnudos, naturales, tal como somos en realidad.
«Mi corazón es ahora una casa de cristal, no me importa que veas lo que tengo dentro, no hay nada que guarde que no pueda compartir contigo”.
Raúl Rodríguez, «La flor que florece» (Ed. Lluviacaballo).

(Duración: 4 horas).